“La Fundación no discrimina a nadie, solo busca el bienestar de todos los pacientes”
Con la llegada de mi segundo cáncer mi vida cambio, fue más devastador que el primero, sentí que ya no había esperanza, que la batalla estaba perdida, que el tiempo es muy poco para aprovecharlo.
Me sentí muy desesperanzada, incomprendida, angustiada y con mucho miedo a que llegara la noche, por temor a no abrir los ojos al otro día. Hoy ese temor ha quedado atrás por el trabajo realizado por la psicóloga Romina González, gracias a su profesionalismo y su amor al prójimo.
Lo más difícil de mi enfermedad ha sido contarles la verdad a mis padres y decirles que el cáncer había vuelto.
Lo más frustrante y complejo fue la situación que viví en el hospital que me atiendo, ya que ponían en duda lo que yo estaba haciendo presente, de cómo me sentía y la necesidad de que me evaluarán. No me tomaban en cuenta, que lo mío no era importante y que solo soy un número para ellos. Cuando lo conseguí, ya era muy tarde, mi cáncer esta vez no tenía cura.
Llegué a la Fundación por un reportaje que leí, en el cual participó la enfermera Catalina Mora, hermana del Doctor Mora con quien participé en las marchas y asistí a su funeral.
Mi experiencia al interior de la Fundación, ha sido una contención constante, desde el primer día que Sarita se comunicó conmigo dándome esperanza, poniéndose en mis zapatos y sobre todo concretando una video llamada con la psicóloga. Quien no le importó la hora y recuerdo como si fuera hoy, que tuvimos una video llamada a las 10:00 pm quien me contuvo y ha sido el pilar fundamental para seguir en esta nueva etapa y quien a pesar de todo no me ha soltado.
La Fundación no discrimina a nadie, solo busca el bienestar de todos los pacientes. La psicóloga que me atiende, es maravillosa, no he conocido a una profesional como ella, tan entregada y dispuesta ayudar a la hora que sea.
Las personas que trabajan en las fundaciones son por amor y no por dinero, pero si deberían recibir ayuda del estado.
#FundacionViDaMeAcompaña
